SEPARACIÓN DE LOS PADRES Y CUSTODIA DE LOS HIJOS: ¿QUÉ HACER CUANDO SE QUIEBRA LA FAMILIA?
Fuente: Diario Mi Hijo Ed.77Siempre es complicado tomar la decisión de terminar la relación de pareja. Y si se tienen hijos en común, más todavía… Se quiebra lo que hasta el momento era el núcleo familiar, truncándose la rutina diaria y sufriendo un gran cambio en la vida que, si no se desarrolla de manera adecuada, puede significar un dolor difícil de superar, especialmente para los hijos, para quienes la separación de los padres representa un verdadero drama emocional.
Los niños son mucho más vulnerables emocionalmente, por lo que probablemente sean quienes más sufran ante la separación de sus padres. Por este motivo, es fundamental que se evite ponerlos en el centro del conflicto y que, ambos padres, sepan diferenciar entre el quiebre del rol de pareja y la continuidad del papel de papá o mamá de ambos progenitores. Los adultos deben afrontar la ruptura sin dañar a los hijos, con la madurez suficiente, de manera pacífica y respetuosa, porque la estabilidad emocional de los niños estará en juego.
Niños y emociones
La separación es un proceso difícil para todas las personas involucradas, pero para los niños lo es todavía más, porque:
- Se enfrentan a un hecho inesperado, para el que no están preparados. Incluso en relaciones de pareja muy conflictivas, los hijos casi siempre piensan que sus padres van a seguir juntos.
- No tienen ningún control sobre la situación.
- Los cambios y la incertidumbre sobre lo que va a suceder, les genera mucha angustia.
- A toda edad, tienen pocas herramientas para manejar sus emociones y los problemas a los que se enfrentan, lo que es más marcado mientras más pequeños son.
- Su seguridad y bienestar emocional depende de sus padres y en el momento de la separación éstos no pueden darles todo el apoyo, amor ni la contención que necesitan.
¿Cómo explicar a los niños la separación de los padres?
Una vez que exista claridad en los adultos respecto a su situación, y reunido el valor, idealmente ambos papás debieran informar a sus hijos sobre la situación de separación de una forma adecuada y según la edad de cada niño. No existe una manera única que determine la forma más idónea de sobrellevar una ruptura; dependerá de la situación particular de cada familia, de la relación que tengan con sus hijos y de la madurez de éstos. Puede ser aconsejable a los padres pedir orientación profesional para que les puedan ayudar a asumir y sobrellevar de la mejor forma el cambio de vida al que se enfrenta la familia y cómo comunicárselo a los hijos.
Acá dejamos una serie de recomendaciones en relación a los más pequeños:
Expliquen a los hijos la situación con claridad. “Papá y mamá ya no pueden vivir juntos, necesitan vivir aparte y que, a partir de ahora, estarán en casas distintas”. No hace falta explicarles mayores detalles de las causas ya que, los problemas conyugales no se deben comentar con ellos. De la misma manera, es muy importante que sean los propios padres quienes les informen directamente sobre el proceso de separación, y no que se enteren por terceras personas.
Hablar con los hijos de la realidad de la separación, qué es y lo que implica. Procuren no culpar a nadie ni incriminarse mutuamente. Sentimientos como inseguridad, miedo o desánimo, pueden aparecer, por lo que debes ayudar a tus hijos a comprenderlos y controlarlos. Es por esto que, como papás, deben encauzar y contener sus propios sentimientos para así ayudar luego a sus hijos a hacer lo mismo.
Consoliden los lazos de amor y cariño, demostrándoles continuamente que ambos continúan queriéndoles igual o más que antes, y que el papá o la mamá que no tenga su custodia, podrá verles siempre que ellos quieran. Pero es importante que ambos padres entiendan que los hijos no son la terapia de los padres, ni el bastón en el que se apoyen para solucionar el drama de la separación. No se puede subestimar la capacidad de sus hijos para entender lo que está ocurriendo: entienden más de lo que los adultos creemos aunque a veces se confunden. Lo importante es que los niños sepan que sus padres seguirán a su lado y que podrán disponer de ellos cuando lo necesiten. Cuánto más les cueste a ustedes como padres superar la ruptura, más le va a costar a su hijo asumirla.
No culpar ni responsabilizar a nadie. Deben dejar muy claro a sus hijos que son los papás los que se separan, no ellos. Evita hacer comentarios despectivos hacia la ex pareja, ya que puede causar mucho daño y malestar a los niños, pudiendo incluso alterar su conducta, alimentación o sueño. Como papás deben evitar enfrentamientos entre sí, ya que vivir enfrentados no aporta nada positivo a los niños, al contrario los afecta mucho moralmente. Deben evitar ejercer demasiada presión a sus hijos, impidiéndoles, por ejemplo, que tengan algún tipo de relación con la nueva pareja del papá o de la mamá o hablarle mal del otro padre.
Respetar la rutina de los hijos. Los papás deben ayudar a los hijos a que entiendan que sus hábitos de vida van a cambiar pero que tendrán que construir nuevas rutinas. No obstante, traten de conservar la cotidianidad lo máximo posible, de manera que no noten tanto la ausencia del papá o la mamá. El domicilio, entorno, colegio, amigos, horarios… intenten mantenerlos intactos. Los niños deben acostumbrarse a disponer de uno de los padres por vez, en casas y ocasiones distintas. La normalidad en la vida de los padres provoca normalidad en la vida de los hijos.
Dejar claro que la responsabilidad de lo que ocurre es de los adultos. Hay que asegurar reiteradamente a los hijos que ellos no tienen ninguna responsabilidad en la separación, sino que es un tema de papá y mamá por igual. Eviten culpar a alguien en particular y mantengan las opiniones positivas que los hijos tengan de cada padre.
Explicar claramente que la separación es definitiva, y que no existe la posibilidad de volver atrás. Sean muy claros, de lo contrario puede que los niños mantengan la esperanza de que sus papás puedan reconciliarse y revertir la situación, no asumiendo la realidad de lo que implica la ruptura. Por este motivo es importante que, una vez tomada la decisión, se mantenga la postura al menos en la comunicación o delante de ellos. Si afortunadamente hay un reencuentro, no lo manifiesten a los hijos hasta que haya absoluta seguridad de que la pareja puede volver a establecer una vida juntos. Las constantes idas y venidas en la relación marital no apoyan la recuperación emocional de cada padre y confunde y desestabiliza mucho más a los hijos.
Facilitar la relación de los hijos con la ex pareja. Acostumbrarse a la nueva situación no es fácil, por lo que se debe tratar de ser flexible en los horarios de visitas y cediendo en fechas señaladas, ya que contribuirás a que tu hijo mantenga sus referentes emocionales. Esto requiere de mantener una relación de cordialidad entre ambos padres.
Compartir preocupaciones y tareas. Trata de que el progenitor que no vive con ellos todos los días, se involucre en todo lo relacionado con la educación y la salud del pequeño. Los padres que tras la separación se ven obligados a asumir tareas y responsabilidades que antes nunca habían tenido, e incluso limitaciones económicas, deben ser conscientes de que lo que sus hijos más necesitan es su atención, apoyo, su presencia, afecto, amor…
Los niños saben leer el rostro, los silencios y los sentimientos de sus padres. Vigila los cambios de conducta de tus hijos. Observen si los niños han cambiado sus hábitos de alimentación, sueño o estudio. No hay razón para alarmarse. Lo preocupante sería que los niños no se mostraran afectados por la situación ya que si los padres se mantienen firmes en su educación y cuidado, todo volverá a la normalidad en muy poco tiempo. No deben volcarse en exceso hacia sus hijos, ni tampoco perder los limites en su enseñanza y crianza: mantengan las mismas reglas y hábitos que se venían enseñando; solo mejora tu contacto con ellos, tu comunicación y el tiempo que le brindas. No malentiendan el apoyo que requieren.
¿Cómo reaccionan los niños según edad?
El divorcio de los padres afecta a todos los niños. Su dolor y sufrimiento no terminan cuando se firman los papeles, sino que puede durar varios años. En ocasiones, los padres ya reorganizaron su vida y superaron el divorcio, pero los niños aún no han podido hacerlo.
Si tu hijo parece muy tranquilo y poco afectado, obsérvalo. Puede estar deprimido o negando sus sentimientos y la situación. En este caso, ten presente que en algún momento va a surgir todo su dolor, quizás con mucha mayor fuerza, que puede, incluso, terminar en una depresión. Cada edad tiene sus características propias, por lo que es importante que, ante los cambios de tu hijo, consultes con tu pediatra.
Por ejemplo, alrededor de los 18 meses y hasta los 3 años, los niños a todo dicen que no. Este negativismo vuelve a aparecer durante la adolescencia, aunque de manera un poco diferente. Por lo tanto, hay que tomar en cuenta los aspectos propios del desarrollo, para no achacarle al divorcio cualquier cambio en el niño propio de la edad. Pero, teniendo cuidado de no caer en el otro extremo y pensar que toda conducta es propia de la edad, ignorando el sufrimiento de tu hijo.
No es lo mismo la separación de los padres para hijos menores o mayores de tres años de edad. A los más pequeños les cuesta comprender qué ocurre entre sus padres. Por eso es muy importante reiterarles su presencia y no sentirse incapaces de atenderles. De los 3 a los 7 años, los niños ya entienden lo que es la separación y pueden manifestar su preocupación con dolores de estómago o de cabeza, rabietas, etc. A partir de los siete años y hasta la adolescencia, los niños suelen mostrarse indignados, molestos y rabiosos por la separación de sus padres. Debes detener estas conductas, con cariño -pero con firmeza-, para que no se conviertan más severas o en conductas patológicas.
Para tener en cuenta…
- Los hijos son personas. No busques apropiarte de ellos y sí promueve su autonomía progresiva y libertad de acción acorde a su edad. Comparte con ellos, no intentes controlarlos o manipularlos.
- Cariño y presencia. Es necesario estar con ellos para darles amor, por lo que, aunque no vivan contigo, debes hacerles saber que te preocupas por ellos, que los quieres y están en tus pensamientos cada día. Procura llamarles todos los días, y mantener una buena comunicación con ellos.
- Sigues siendo padre o madre. Vela por tus hijos movido por tu amor y no por el rencor.
- Eres un ejemplo para ellos. Los hijos seguirán aprendiendo de tu comportamiento. Si lo que quieres es respeto, respeta también a tu hijo.
- Valora la importancia de ambos padres. Los hijos necesitan al padre y a la madre. nadie más puede darle a tu hijo lo que necesita, sólo sus padres. Para ellos, el padre y la madre son únicos e irremplazables.