Historia de la Sociedad Chilena de Pediatría
Por Nelson A. Vargas C.
La Sociedad ha sido, por ocho décadas, centro de reunión, discusión y crecimiento de los pediatras del país. Sus cuerpos directivos no reciben remuneración y mantienen una tradición chilena: trabajo por amor. Tal vez la sociedad médica más numerosa de Chile, cubre todo el país. Calvo Mackenna ha sido seguido por una larga lista que incluye figuras señeras de la medicina nacional.
La Sociedad es parte de la evolución de la medicina nacional y sus raíces se encuentran en la Sociedad Médica de Santiago, la existencia de instituciones de ese tipo en los países vecinos y el aumento en el número de médicos que atendían niños.
En septiembre de 1869, miembros de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile (médicos y estudiantes de los últimos años) fundaron la Sociedad Médica de Santiago, casa natal de muchas otras agrupaciones posteriores. Los primeros médicos de niños participaron en ella y, por ejemplo, entre 1897 y 1901, Roberto del Río ocupó su presidencia, cuando su propia especialidad estaba naciendo y no había Sociedad de Pediatría.
La Sociedad Médica tuvo un comportamiento muy generoso con la Pediatría: publicaba los escasos temas de niños en la Revista Médica de Chile (fundada en 1872) y, muchos años después, en Julio del 1922 en la aurora de la Sociedad de Pediatría cuando no había revista especializada, publicó un número especial con artículos sobre niños, facilitaba y arrendaba un sitio para las reuniones y respaldó la iniciación de la primera revista de la especialidad: el primer número de los Archivos Chilenos de Pediatría, aparecidas en 1924, fue la reimpresión del número que la Revista Médica había dedicado a temas de niños.
Otros estímulos y ejemplos fueron que en Uruguay y Argentina, la especialidad se encontraba más desarrollada; Morquio y Garrahan, respectivamente, saltaban sobre sus fronteras nacionales y ya existían sociedades congéneres: en Uruguay ésta data desde 1915. En la década de los 1920, los "Especialistas en Niños" de Santiago - o más correctamente, los médicos que atendían niños - eran más de treinta, las formas de perfeccionarse en conocimiento y destrezas eran escasas, los viajes al exterior constituían empresas onerosas y había sólo una Facultad de Medicina, en la Universidad de Chile. Casi no había especialidades y se era médico de niños más bien por adscripción a ese trabajo que por formación. No había programas de postgrado.
En las regiones había muy pocos médicos que limitaban su práctica a los niños y Chile tenía una mortalidad infantil pavorosa (30% o más), a pesar de haber gozado de relativa estabilidad política: habían pasado más de treinta años de la revolución de 1891, que terminó con el suicidio de José Manuel Balmaceda.
En ese contexto, se lanzó la idea de formar una Sociedad, concretada con poco menos de 50 médicos. La idea puede haber surgido de Calvo Mackenna; aunque es lógico suponer que nació en los dos grandes centros de la época: Roberto del Río y Manuel Arriarán y que los pediatras ya habían cambiado ideas respecto a la necesidad de unirse en una agrupación científica.
En julio de 1922 se dio el primer paso: Calvo Mackenna escribió a los médicos que estimó representativos de cada una de las instituciones que tendían a la protección del niño en Santiago, solicitando sus firmas para prestigiar una citación a todos los colegas que ejercían la pediatría.
La idea fue muy bien recibida y se concretó rápido: el 21 de julio, a las 19:30 horas, se reunieron 29 connotados pediatras, internistas y cirujanos, en una sesión preparatoria de 45 minutos. Sus nombres sobresalieron en la medicina nacional: Luis Calvo Mackenna, Oscar Muñoz Gaínza, Francisco Lara, Alfredo Commentz, Luis Fuenzalida Bravo, Manuel Muñoz, Gilberto Infante V., Carlos Humeres, Carlos Gómez, José Santos González, Arturo Baeza Goñi, Gonzalo Moraga F., Andrés Pacheco, Agustín Inostrosa, Osvaldo Díaz Velasco, Cora Mayers Gley, Porfirio Letelier, Francisco Castañeda L., Ernestina Peña, Luis Aguirre Cerda, Pedro Valenzuela Larraín, Eloísa Díaz, Juan Marín, Luis Opazo, Osvaldo Salas, Andrés König, Julia Clavería, Fernando Delbez, Arturo Scroggie Vergara. Adhirieron, sin asistir: Roberto Aguirre L., Guillermo Lermanda, Julio Schwarzemberg, Eugenio Cienfuegos, Ramiro Herrera, Juan de Dios Montenegro, Ricardo Peralta, Jorge Herrera Emilio Aldunate, Filiberto Corey, Eugenio Díaz Lira, Alejandro Infante, Luis Miranda.
Los asistentes decidieron pedir a la Revista Médica que fuese el órgano oficial del grupo y a la Sociedad Médica, un local para sesionar. Baeza propuso designar Presidente Honorario a Ángel Custodio Sanhueza.
Al parecer el ambiente estaba tan lleno de ideas y entusiasmo que se temió pecar de apresuramiento. Calvo propuso que la presidencia fuese rotativa, mes a mes, por orden alfabético pero, al no haber reglamento, se nombró una Comisión Organizadora con participación de Scroggie, Sanhueza; Commentz, Oscar Muñoz, Jefe del Instituto de Puericultura; Cora Mayers, del hospital San Luis; Pedro Valenzuela Larraín, Inspector del Patronato Nacional de la Infancia; Calvo Mackenna, Director del Patronato Nacional de la Infancia y Luis Fuenzalida Bravo. En 13 días la comisión entregó un informe proponiendo una organización.
En la reunión siguiente, 4 de agosto de 1922, se fundó la sociedad cuando 36 asistentes aprobaron estatutos y reglamentos de la Comisión Organizadora y eligieron directorio. Asistieron: Sanhueza, Calvo Mackenna, Commentz, Cienfuegos, 0. Muñoz Gaínza, Gilberto Infante, J. Schwarzenberg, Mayers, Juana Díaz, Magdalena Neira, Pedro Valenzuela Larraín, Baeza Goñi, Scroggie, Manuel Muñoz V., Alejandro Infante, Ernestina Peña, Enrique Dávila, Osvaldo Salas, Agustín Stuardo, Carlos Humeres, David Pulido, Humberto Nuñez, Jorge Herrera, Osvaldo Díaz V., Agustín Inostroza, Fuenzalida Bravo, Gonzalo Moraga F., Luis Opazo, Díaz Lira, Adolfo Bascuñán, Porfirio Letelier, Guillermo Lermanda, Juan Marín, Francisco Castañeda l., Francisco Lara y Hugo Lea Plaza. Excusaron su inasistencia Emilio Aldunate y José Santos González. Se ofreció la presidencia ejecutiva a Sanhueza, quién se excusó, aceptando la Presidencia Honoraria, que le fue ofrecida por aclamación.
El primer Directorio fue: Presidente Luis Calvo Mackenna; para Vicepresidente el resultado no permitió elección y se postergó para el lunes 7 de agosto, en Asamblea General. Para Directores las cinco primeras mayorías dieron por elegidos a Cora Mayers Gley, Arturo Scroggie V., Eugenio Cienfuegos, Juan de Dios Montenegro y Oscar Muñoz Gaínza.
Sólo tres días después, prueba del interés existente, fue la primera sesión científica: el 7 de agosto, a las 18.30 horas, cuando también se eligió Vicepresidente a Alfredo Commentz. Cienfuegos presentó un caso de diátesis neuropática; Muñoz Garriga, dos anomalías congénitas (ausencia de esternón y linfoangioma quístico del cuello) y M. Muñoz presentó un enfermito de 29 días, con un tumor no calificado de muslo y pierna.
Publicaciones, cirujanos intantiles
En 1924, para actualizar a los médicos y dar a conocer la Sociedad se editaron los Archivos Chilenos de Pediatría, dirigidos por Guillermo Morales Beltramí. Aparecieron durante cuatro años y se interrumpieron por razones económicas.
Los años 1927-29, la institución estuvo menos activa y las arcas más vacías; pero se mantuvo las presentaciones de casos clínicos. Al fin de la década se tomó el acuerdo de nombrar vicepresidente a un cirujano; tomando el cargo Arnulfo Johow. La costumbre duró 13 años, hasta 1940. Hubo varios cirujanos que fueron socios muy activos, como Eugenio Díaz Lira; otros fueron presidentes brillantes y comprometidos, como Agustín Inostroza, César Izzo P. y Gonzalo Moraga.
En 1928, otra vez con Calvo como presidente, se realizó numerosas reuniones científicas y, el 7 de noviembre de 1929 presentó, por primera vez, un médico de provincia: Alfredo Wiederhold, con un informe sobre la mortalidad infantil y sus causas en la provincia de Cautín.
En general, el crecimiento fue muy rápido: en poco tiempo los socios estaban opinando sobre temas de interés nacional, luchando por influir en el país con argumentos científicos y humanistas; haciendo trabajos de investigación, relacionándose con el exterior y perfeccionándose en el seno de la sociedad. El espectro de intereses de los fundadores era extraordinariamente amplio y una visión retrospectiva hace comprender que la sociedad llegó - rápidamente - a la madurez. Este hecho; así como otros condicionantes, elevaron el interés y el prestigio de la Pediatría; formándose una cantidad de jóvenes especialistas que se distribuyeron en todo Chile.
La institución producía ya material educativo y, además, en 1930, siendo Presidente Cienfuegos, la Sociedad lanza el primer número de la Revista que llegaría a ser el principal vehículo de la investigación y literatura pediátricas chilenas, por su continuidad, la calidad de sus artículos y el respaldo de la Sociedad.