PATRIMONIO: EL INICIO DE LAS PLAZAS CON JUEGOS PARA NIÑOS: EL APORTE DE CORA MAYERS G.
Fuente: El Estetoscopio Ed. 124Por Dr. Francisco Moraga M.
Ex Presidente Sociedad Chilena de Pediatría 2011-2012. Comité de Medios y Salud Infantojuvenil SOCHIPE.
El 18 de septiembre de 1923, y formando parte relevante de las celebraciones de Fiestas Patrias, se inauguró la primera plaza con juegos infantiles de Chile. La obra se ubicó en la Alameda de Las Delicias, entre Cienfuegos y Brasil, y el acto contó con la concurrencia de todos los filántropos de la época que colaboraron para hacer posible la realización de esta obra. La Dra. Cora Mayers Gley fue gestora de esta iniciativa, en una de sus facetas menos conocidas y que en esta nota te contamos.
Una de las facetas menos conocida de la extensa y fructífera obra de la Dra. Cora Mayers Gley (1895-1931), pero que sin duda es una de las de mayor proyección histórica, es la haber sido la impulsora de la creación de las primeras plazas con juegos para niños, en una acción visionaria, al destacar el juego al aire libre y el ejercicio como parte trascendente de los esfuerzos para contribuir a la salud de los niños, promoviendo y consiguiendo que en los barrios más necesitados se construyeran las primeras plazas de juegos, siguiendo el modelo que vio desarrollado en Buenos Aires (1915) y Uruguay (1922),tras su asistencia como representante nacional a los Congresos Panamericanos del Niño (1).
Gestionó directamente con el entonces Presidente de la Nación, Sr. Arturo Alessandri Palma, la construcción de las primeras plazas, tarea encomendada a la Junta de Beneficencia Escolar, la que forma una Comisión que fue presidida, a instancias de la Dra. Mayers, por el primer alcalde de Santiago, Sr. Rogelio Ugarte. La Comisión celebró su primera reunión en la Sala de la Alcaldía, el 7 de mayo de 1923.
En dicha reunión se acordó instalar tres plazas: una en la Alameda de las Delicias, otra en el Parque Forestal, y otra en Avenida Matta al llegar a Vicuña Mackenna; instalar un patio escolar en el local de la Escuela Superior de Niñas #21; solicitar el concurso de personas entusiastas y el apoyo de las principales casas comerciales de la ciudad, y, confeccionar planos y presupuestos para el trabajo proyectado (2).
La iniciativa concitó tal acuerdo y respaldo, que la prensa de la capital aplaudió sin reservas la labor y los proyectos de la Comisión, concurriendo a prestar su cooperación, notables ciudadanos e instituciones y agrupaciones civiles. Entre las donaciones, destacan la de la Casa Gath y Chaves que dona una dotación completa de aparatos “…y comprometiendo su instalación a su cargo…”, la de importantes empresas madereras y el propio Presidente, quien dona $5.000 que fueron administrados por la Sra. Elvira Santa Cruz Ossa (más conocida como Roxane, periodista, escritora y poetisa adscrita al género de la literatura infantil y juvenil, directora histórica de la revista El Peneca).
Las primeras plazas
Apenas cuatro meses después de la primera reunión de la comisión encargada, el 18 de septiembre de 1923, y formando parte relevante de las celebraciones de Fiestas Patrias, se inaugura la primera plaza, en la Alameda de las Delicias, entre Cienfuegos y Brasil, con la concurrencia de todos los filántropos de la época que colaboraron decididamente, independiente de las efervescencias políticas de la época. En esa instancia, en el discurso que hace el Sr. Alcalde Ugarte, se homenajeó a la Dra. Mayers por ser “el artífice de tan noble iniciativa” (3).
El 2 de diciembre de 1923 se inauguró la segunda plaza, en el Parque Forestal, frente al Museo de Bellas Artes, junto a la laguna que en esa época decoraba esa zona del parque, denominándose Plaza General Bartolomé Mitre, Esta plaza quedó bajo la dirección de una institución estudiantil llamada Bando de Piedad de Chile, cuyo presidente, don Jorge Meléndez recibió el mandato de la autoridad y ejecutó grandes obras dotando de nuevos y hermosos aparatos para el entretenimiento de los niños.
Lo interesante es que estas obras dieron paso a una seguidilla de creaciones de nuevas Plazas de Juegos Infantiles. Para la tercera plaza, contemplada en la ordenanza original en Avda. Matta entre Vicuña Mackenna y Camilo Henríquez, la señorita Yolanda Ugarte Labbé (Reina de la Primavera 1921), trabajó intensamente para recolectar los fondos necesarios para la ejecución de las obras. Especialmente, dio un recital poético en el Teatro Municipal el 22 de diciembre de 1923. Se suma una cuarta plaza de juegos, en Avenida Matta entre las calles San Francisco y Arturo Prat, gracias a la iniciativa y trabajo de la Junta de Vecinos de las 7a, 8a, 9a y 10a Comunas; y rápidamente se habilitan seis más.
Y la idea se expande…
Cuando todos estos lugares estuvieron en funcionamiento, se procedió a instalar varias plazas más en los distintos barrios de la ciudad, bajo la dirección de cada regimiento de la Guarnición de Santiago, propósito en que se empeñó el General don Luis Cabrera. Los mismos cuerpos uniformados se encargaron después de su dirección, mantención y funcionamiento.
Tras el éxito de esta cruzada, tanto en los aspectos de la construcción como el impacto en la opinión de la ciudadanía, la propia Dra. Mayers junto al Primer Alcalde Sr. Ugarte, ofician a los Alcaldes de todo el país, instándolos a seguir este ejemplo. En una parte de esta circular, emitida el 10 de septiembre de 1923, se lee: “Proporcionar a los niños entretenciones honestas, ordenadas y científicamente dirigidas, en el sentido de desarrollarles físicamente y de dar alegría a sus espíritus, es preparar y formar a los hombres de mañana con alma y cuerpo sanos", Un aspecto destacable es la descripción que se hacía de la distribución que debían tener estos espacios ya que se consideraba “de rigor dividir el campo de juegos en secciones para niños y niñas y para grandes y pequeños, es decir, en secciones para mayores de 7 años y en secciones para penecas, donde puedan reunirse las guaguas, o más bien dicho, los niños y niñas menores de 7 años”.
Entre los aparatos que se consideraba necesario incluir, se encontraban los columpios, en armazones que incluían 3 o 4 asientos o hamacas según la edad; los sube y baja o balancines, giratorios o fijos; deslizadores, situados en un cojín de césped o caja de arena; paso gigante o paso volante, especie de mástil que gira como carrousel con argollas que se afirman de cordeles de los cuales los menores se cuelgan y giran; barras y escalas verticales, y otros aparatos que forman parte del gimnasio y que se consideraban para la sección para niños más grandes. Además, formaban parte de los implementos las sombrillas, casas de muñecas, cajones de arena, canchas para prácticas deportivas y otras instancias para juegos. Asimismo, era recomendable que la plaza estuviera rodeada por un cerco firme, de 1,5 m de alto, “tan indispensable para asegurar la conservación y cuidado y para poder reglamentar su funcionamiento de modo de obligar a los niños al orden, que es indispensable en toda actividad”.
Para terminar…
En febrero de 1924, la Dra Cora Meyers y el Alcalde Ugarte escribían en un diario de la época:
“El bien que harán las plazas de juegos infantiles es inmenso: propenderán ellas a la conservación de la salud del niño, al mejor desarrollo y fortalecimiento de su organismo y a su educación moral, por medio de una organización pedagógica de los juegos y trabajos de entrenamiento que, fuera de las horas del colegio, lo apartarán de ambientes malsanos o de la apatía...
Fuera de una sana y suficiente alimentación ¿puede encontrarse, para favorecer la salud del niño, otro medio mejor que el juego que le permita desarrollar sus ansias de moverse siempre, corriendo libremente, trepándose y aspirando el aire puro con toda amplitud? ¿Y para la formación del carácter, del espíritu de solidaridad, de orden y de interés por la propia suerte y salud, y parala adquisición de ese optimismo con que debe encararse todo en la vida a fin de que ésta presente el lado de la alegría, que es la felicidad, hay algo mejor que el juego colectivo, ameno, movido, frente a los semejantes o iguales, en medio del cariño de los mayores…?”.
Mayers es una de las mujeres destacadas de la nación, por su contribución a la Medicina Social, a la protección materno-infantil y a la profesionalización de las enfermeras. Pero la visión de promover y entusiasmar a las autoridades de la época para el desarrollo de las primeras plazas de juegos para niños constituye un legado extraordinario que, para el mundo de la Pediatría, representó mucho más que el recurso físico de la instalación de estas áreas tan importantes; representó poner a los niños como eje de la actividad social, entregarles un protagonismo en la vida pública, más allá de aquella por la que luchaba desde la Sociedad Chilena de Pediatría en el ambiente médico y profesional. Hoy, solo hay una calle en Santiago que lleva su nombre y que recuerda su obra, en la comuna de Las Condes, cercano al cruce entre las calles Manquehue y Alonso de Córdova, y que no tiene ninguna plaza…