NIÑOS HIPERREGALADOS: UNA TRISTE REALIDAD DE ESTOS TIEMPOS
Fuente: Diario Mi Hijo Ed.77Vivimos en una sociedad de consumo en la que nos cuesta discernir las compras necesarias, de las que no lo son. Muchas veces compramos de manera compulsiva, dejándonos influir por la publicidad que nos incita a vivir por encima de nuestras posibilidades. Creemos que el prestigio social viene determinado por lo que tenemos, o simplemente porque adquiriendo cosas pensamos que supliremos nuestras propias frustraciones e insatisfacciones.
Un buen ejemplo es lo que ocurre para Navidad o el cumpleaños de los niños: no queremos ser menos. Los niños se encuentran con infinidad de regalos que muchas veces, al ser tantos, no aprecian realmente, opacando la ilusión y la alegría de lo que suponen esas fechas: estamos creando niños y niñas hiperregalados.
Los niños son grandes observadores del comportamiento de los papás, ya que son su modelo a seguir y progresivamente van asimilando sus conductas para imitarlos. Si los adultos adquieren todo lo que se anuncia en televisión, los niños desearán hacer lo mismo. Los días previos a la Navidad los más pequeños son bombardeados con mensajes publicitarios a los que reaccionan pidiendo y queriendo todos los juguetes que ven. Son fácilmente persuasibles y comienzan a asociar la felicidad con el consumo. Y los padres, creyendo que así ofrecen lo mejor a sus hijos se ven en la necesidad de comprar todo aquello que piden. Pensamos que los regalos son una muestra de amor y que cada paquetito supondrá una ilusión y deseo cumplido. Pero los niños con más regalos no necesariamente son quienes más se divierten. La clave de la diversión está en la interacción con otros: hermanos, amigos, padres y en la imaginación que se despliegue. Se puede estimular la fantasía con pocos o ningún objeto. Tal es el caso de las adivinanzas, los relatos, e incluso, las tareas domésticas compartidas.
Consecuencias de regalar en exceso
Cuando los niños reciben muchos regalos pueden sufrir consecuencias negativas:
- Pueden tener dificultades en valorar lo que reciben. Al regalar todo aquello que piden, nuestros hijos aprenden que siempre tendrán lo que quieran sin ser conscientes del esfuerzo necesario para conseguirlo.
- Podrían favorecerse conductas de insatisfacción y de falta de control de la frustración.
- Pueden generarse problemas en el disfrute de los regalos ya que, al recibir demasiados juguetes, la atención se dispersa sin apreciarlos individualmente.
La compra excesiva de juguetes puede poner de manifiesto que no conocemos bien a nuestro hijo y compramos muchas cosas en un intento de adivinar sus preferencias.
Importan más el afecto y el cariño
Los padres debemos replantearnos si lo que los niños necesitan de nosotros son objetos de juego o más tiempo con ellos, y a veces se busca compensar con juguetes u objetos nuestra falta de presencia y de compartir su tiempo, buscando agradarlos a toda costa en el menor tiempo posible.
Pero los niños lo que realmente necesitan son muestras de afecto, recibir abrazos, besos, caricias y disponer de la atención de sus padres… ¿De qué servirán los juguetes si después no podrán disfrutarlos juntos? Ningún regalo logra compensar situaciones familiares de soledad y vacío.
No es más feliz el niño que más juguetes posee, sino el que más tiempo de calidad, afecto y diversión disfruta en compañía de sus progenitores. Hacer un tiempo para jugar con los más pequeños de la casa es imprescindible. Los niños podrán contar con una habitación llena de juguetes, pero esto no será suficiente si no tienen con quién compartirlos.
Algunas recomendaciones:
- Eviten dejarse llevar por una competencia consumista comprando solo para que sus hijos tengan más que los hijos de otros.
- No utilicen a sus hijos para cumplir sus deseos de prestigio o reconocimiento.
- Recuerden que no podrán satisfacer los deseos de compañía, cariño y dedicación de sus hijos con juguetes.
- Cuando vayan a comprar, que sea algo realmente necesario o que desean efectivamente sus hijos.
- Realicen más actividades en familia con juegos activos y creativos.
- Limiten el tiempo que pasan viendo televisión o actividades pasivas y sedentarias.
- Si la edad lo permite, impliquen a sus hijos en la elaboración del presupuesto familiar, haciendo previsión de los ingresos y gastos de acuerdo a las necesidades reales de la familia y evitando otros gastos superfluos.