EFECTOS DE LA SEPARACIÓN O DIVORCIO DE LOS PADRES
Fuente: Diario Mi Hijo Ed.62Siempre es complicado tomar la decisión de terminar la relación de pareja. Y si se tienen hijos en común, más difícil todavía… Se quiebra lo que hasta el momento era el núcleo familiar, truncándose la rutina diaria y sufriendo un gran cambio en la vida que, si no se desarrolla de manera adecuada, puede significar un dolor difícil de superar, especialmente para los hijos, para quienes la separación de los padres representa un verdadero drama emocional.
Ante los problemas de pareja que puedan derivar en un quiebre, es fundamental que se evite poner a los niños en el centro del conflicto y que ambos padres sepan diferenciar entre el quiebre del rol de pareja y la continuidad del rol de papá o mamá de ambos progenitores. Los adultos deben afrontar la ruptura sin dañar a los hijos, con la madurez suficiente, de manera pacífica y respetuosa, porque la estabilidad emocional de los niños estará en juego.
El divorcio de los padres afecta a todos los niños. Su dolor y sufrimiento no terminan cuando se firman los papeles, sino que puede durar varios años. En ocasiones, los padres ya reorganizaron su vida y superaron el divorcio, pero los niños aún no han podido hacerlo. Si tu hijo parece muy tranquilo y poco afectado, obsérvalo. Puede estar deprimido o negando sus sentimientos y la situación. En este caso, ten presente que en algún momento va a surgir todo su dolor, quizás con mucha mayor fuerza, que puede, incluso, terminar en una depresión.
Cada edad tiene sus características propias, por lo que es importante que, ante los cambios de tu hijo, consultes con tu pediatra. No es lo mismo la separación de los padres para hijos menores o mayores de tres años de edad. A los más pequeños les cuesta comprender qué ocurre entre sus padres. Por eso es muy importante reiterarles su presencia y no sentirse incapaces de atenderles. De los 3 a los 7 años, los niños ya entienden lo que es la separación y pueden manifestar su preocupación con dolores de guatita o cabeza, rabietas, etc. A partir de los siete años y hasta la adolescencia, los niños suelen mostrarse indignados, molestos y rabiosos por la separación de sus padres. Debes detener estas conductas con cariño, pero con firmeza, para que no se conviertan más severas o en conductas patológicas.
A tener en cuenta:
• Los hijos no son objetos. Lucha no por apropiarte de ellos y sí por su libertad. Comparte con ellos, no intentes controlarlos o manipularlos para afectar a la ex pareja.
• Cariño y presencia. Es necesario estar con ellos para darles amor, por lo que, aunque no vivan contigo, debes hacerles saber que te preocupas por ellos, que los quieres y están en tus pensamientos cada día. Procura llamarles todos los días y mantener una buena comunicación con ellos.
• Sigues siendo padre o madre. Lucha por tus hijos movido por tu amor y no por el odio o el rencor.
• Eres un ejemplo para ellos. Los hijos seguirán aprendiendo de tu comportamiento. Si lo que quieres es respeto, respeta también a tu hijo.
• Valora la importancia de ambos padres. Los hijos necesitan al padre y a la madre. No importa lo humillados o desprotegidos que puedan sentirse; nadie más puede darle a tu hijo lo que necesita, sólo sus padres. Para ellos, el padre y la madre son únicos e irremplazables