LA LEYENDA DEL TRAUCO
Fuente: Diario Mi Hijo Ed. 51En Chile encontramos una gran cantidad de leyendas, narraciones tradicionales que explican algunas costumbres propias y que forman parte de la cultura de nuestra patria, por lo que debe fomentarse el traspasar estas historias a las generaciones venideras, para que no se pierdan en el tiempo. Además, estos relatos crean identidad y tradición. Por ello, en esta edición de Diario Mi Hijo, les contaremos la leyenda de El Trauco.
El Trauco es una criatura misteriosa que, según cuentan, habita solo en la isla de Chiloé, en el sur de Chile. Se dice que es un hombrecito pequeño, de tan solo 80 cm, con piernas que terminan en muñones, sin pies, de rostro varonil y facciones desagradables. Es como un ogro, pero con una mirada especial y dulce que atrae a las mujeres. Siempre viste de traje y con un sombrero cónico hecho de quillineja, una planta trepadora que crece en las selvas chilotas y que sirve para la producción de escobas y canastos.
Se pasea por los bosques de Chiloé llevando un bastón retorcido llamado pahuledún, y en su mano derecha lleva un hacha hecha de piedra que cuando se encuentra con una mujer en el bosque, utiliza como si fuese un bastón para no asustarlas. Quienes le han visto, dicen que cuelga de la rama de un olivillo de gran altura, para esperar a su siguiente víctima.
Cuentan que vive cerca de la casa de los chilotes, observando los movimientos de las mujeres. Posee una fuerza descomunal, pudiendo hacer daño incluso a distancia, siendo capaz de deformar la cara o quebrar los huesos de un hombre con solo mirarlo.
Los habitantes de Chiloé tratan de evitar que sus hijas anden solas por el bosque, resguardándolas del Trauco, ya que cuando una mujer entra sola al bosque, baja rápidamente del árbol en el que habita, y dando 3 golpes al olivillo con su hacha de piedra, asusta a la mujer y con su aliento hace que ésta caiga en un profundo sueño sin ninguna resistencia, tras el cual queda embarazada. Tras el hechizo, la mujer regresa a casa sin recordar del todo qué ha sucedido.
Su origen es incierto. Se dice que es hijo de la serpiente mítica Caicai, nacido de la unión de la rabia de esta serpiente hacia los humanos, y de la ingratitud de muchos hombres hacia el mar.
El Trauco nunca actúa frente a testigos, por lo que, si le interesa una mujer que no puede conquistar porque nunca sale sola al bosque, entrará en su casa furtivamente transformado en un manojo de quillineja para por la noche, llevársela. Por ello, en algunas zonas de Chiloé, es costumbre de las madres dejar sobre la mesa un puñado de arena, ya que el Trauco se siente atraído por los granos de arena y se olvida de las mujeres, despareciendo con las primeras luces del alba por temor a ser sorprendido.