Menú del día: ¡Lactancia Materna a libre demanda!
Fuente: Diario Mi Hijo Ed. 50Cada año, del 1 al 7 de agosto, se celebra en más de 120 países de todo el mundo, la Semana de la Lactancia Materna. Esta conmemoración, fue instaurada por la Organización Mundial de la Salud y Unicef, y cada año la WABA (World Alliance for Breastfeeding Action, Alianza Mundial por el Apoyo a la Lactancia) determina un lema que enmarca el objetivo de la celebración. Así, en 2017 el lema fue “Construyendo alianzas para proteger la lactancia: por el bien común, sin conflictos de interés”, en tanto que este año el lema fue “Lactancia materna: pilar de vida”.
Es importante promover la lactancia materna porque no hay ningún alimento mejor para el bebé, ya que contiene todos los nutrientes que tu hijo requiere. Darle el pecho hará que tu hijo adquiera una flora intestinal, la Microbiota, que le ayudará a que su tubo digestivo y todo su metabolismo funcione de la mejor manera, a la vez que aporta una inmensa cantidad de otros factores que actúan facilitando una mejor salud global. Además, a medida que el pequeño va creciendo, la leche se va adaptando a sus necesidades, está siempre lista para el consumo, protegida de gérmenes dañinos y a la temperatura adecuada.
¿Qué dice la OMS?
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la lactancia materna exclusiva (es decir, sin agregar agua, jugos o fórmulas lácteas), hasta los 6 meses de edad y complementarla con una alimentación no láctea adecuada, hasta los dos años de vida o más. Ahora bien, madre y bebé deben decidir hasta cuándo mantener la lactancia.
Dar el pecho más allá de los dos años de edad del lactante, aunque es poco frecuente, puede seguir siendo beneficioso para ambos. A partir de los 5 a 6 meses, la mayoría de los lactantes se mantienen sentados con ayuda, empiezan a mostrar interés por otros alimentos, son capaces de expresar con gestos el hambre y la saciedad, y han perdido el reflejo que les hace echar productos más enteros fuera de la boca. Todo ello indica que el bebé está preparado para tomar otros alimentos.
Por otra parte, a partir del sexto mes de vida los bebés empiezan a necesitar más de algunos nutrientes, y pueden empezar a quedar con hambre solo con la leche materna. Por eso se recomienda complementarla con otros alimentos, pero la alimentación básica del lactante debe seguir siendo la leche materna. Es aconsejable ofrecer al principio cantidades pequeñas de otros alimentos y poco a poco ir aumentándolas. Sigue las recomendaciones de tu pediatra para ir introduciendo los alimentos nuevos, especialmente si hay antecedentes de alergias. Al ir ofreciendo gradualmente los alimentos habituales de la mesa familiar, procura incorporar a tu niño a una dieta sana y variada.
Beneficios para tu bebé
Alimentarlo con la leche de la mamá, le protegerá de enfermedades, ya que tendrá menos problemas respiratorios, digestivos, otitis e incluso alergias y, en caso de padecerlos, serán mucho más leves. Además, favorece la calcificación de sus huesos y futuros dientes, estimula un buen desarrollo facial, será más activo, desarrolla mejor su intelecto y tendrá un menor riesgo de desarrollar obesidad y diabetes.
El apego temprano con tu bebé se verá reforzado al amamantar, lo que le dará consuelo, confianza y seguridad. Esto le ayudará en sus relaciones afectivas en el futuro ya que le entrega fortalezas psicológicas para explorar y conocer el mundo con más confianza.
Además, los numerosos componentes activos que contiene la leche materna hacen que se desarrollen de mejor manera todos sus órganos y que su metabolismo responda mejor frente a los desafíos del crecimiento.
Y para la mamá…
No solo tu guagua se verá beneficiada con la lactancia. Para la mamá, dar pecho también le brinda muchas y grandes ventajas:
• Reduce los niveles de estrés por la producción de oxitocina y prolactina, unas hormonas que disminuyen el riesgo de depresión post parto, favorecen una visión más optimista de la vida y brindan felicidad.
• Ayuda a recuperar el peso que tenía antes del embarazo, ya que se calcula que, en los 6 primeros meses de lactancia materna exclusiva, se queman diariamente alrededor de 500 calorías extra.
• La lactancia inhibe la ovulación, por lo que disminuiría la probabilidad de un embarazo muy cercano. Además, el retraso del reinicio de la menstruación ayuda a disminuir la pérdida de hierro, por lo que la mamá tiene menor riesgo de padecer anemia.
• Al estar la leche siempre disponible y con la temperatura adecuada, facilita el trabajo de preparación del alimento.
• Protege contra la osteoporosis y los cánceres de mama y de ovario.
El calostro
En las últimas semanas de embarazo, empieza a producirse el calostro. Es un tipo de leche materna que será el primer alimento que tome tu hijo durante sus dos a cinco primeros días, ya que a partir de ese momento, es cuando empieza a producirse la leche madura. Se trata de fluido amarillento, más viscoso y denso que la leche materna madura, y constituye el alimento perfecto para la guagua durante los días posteriores al parto ya que es rico en proteínas, células inmunológicamente activas, oligosacáridos defensivos e inmunoglobulinas, permitiendo estimular en los recién nacidos su sistema de defensas y protegiéndoles contra diversas infecciones. También contiene factores de crecimiento que ayudan a madurar el intestino de los pequeños para funcionar con eficacia y, de esta forma, estimular el desarrollo intestinal del bebé.
El calostro tiene factores estimulantes, hormonas y es rico en vitamina A, lo que ayuda a los recién nacidos a proteger su visión, piel y reducir el riesgo de infecciones. Normalmente el calostro se produce en una cantidad menor que la leche madura, debido a que el recién nacido tiene una capacidad reducida en su estómago. Por eso mismo, el calostro es de muy fácil digestión.
En esta etapa es muy importante no administrar líquidos o fórmulas lácteas, a menos que exista una indicación médica, ya que la producción y maduración de la leche depende en gran medida de que el bebé sea puesto frecuentemente al pecho. Esto, porque es la succión de la mama la que permite que se produzca la liberación de hormonas encargadas de la producción y salida de la leche. Entonces, no es el color, aspecto o volumen aparente lo que debe indicar si se requiere algún complemento. Solo si hay una indicación del pediatra, de lo contrario no le ofrezcas ningún otro líquido fuera del pecho.
Piel con piel
Tan pronto nazca, es muy importante que el bebé sea colocado sobre su madre, sin interrupciones ni interferencias. El recién nacido tiene reflejos y capacidades innatas, por lo que si lo colocamos boca abajo, sobre el abdomen de la mamá, gracias a sus sentidos (sobre todo el tacto y el olfato) y a sus reflejos, será capaz de llegar por sí solo al pecho materno. Irá reptando hasta él, lo olerá, lo tocará con las manos y la boca y, finalmente, será capaz de agarrarse al pecho espontáneamente con la boca totalmente abierta, abarcando el pezón y gran parte de la areola.
Cuando recién nace, el bebé tiene una fase de unas dos horas en las que se encuentra muy despierto y activo. En este período, la mayoría de los bebés consigue realizar su primera toma al pecho espontáneamente. Después, pasan a una fase de sueño que puede durar varias horas. Durante esta fase, no es conveniente forzar al bebé a alimentarse, sino que lo que conviene es ofrecerle suavemente el pecho si ya han pasado más de tres a cuatro horas sin despertar.
A partir del primer día de vida lo habitual es que el lactante mame frecuentemente, unas 8-12 veces al día, o más. Las tomas suelen ser irregulares y más frecuentes por la noche. Sin embargo, algunos lactantes continúan muy adormilados, piden poco y maman menos de lo que necesitan. En estos casos, conviene colocarlos en contacto piel con piel, lo que ayuda a que respondan al olor de la madre y mamen de forma espontánea.
En ocasiones, si ya han pasado más de tres a cuatro horas, puede ser necesario ayudarlos a despertarse mudándolos, dándoles un masaje en la planta de los pies o con una suave caricia en la espalda de abajo a arriba. Después del primer mes de vida, si el bebé quiere dormir más tiempo, ¡permíteselo! No hay riesgo de que la producción de leche se vea afectada ni a tu bebé le va a hacer daño que pase más horas sin alimentarse: si duerme es porque lo necesita.
No siempre resulta fácil que el bebé agarre correctamente el pecho. A menudo las mamás, sobre todo si son primerizas, se estresan y preocupan porque no tienen aún la técnica y piensan que no alimentan al recién nacido lo suficiente. Solo hay que tener paciencia y mucho cariño para que la lactancia sea exitosa. No hay que rendirse sino seguir intentándolo ya que, como explicamos, son demasiados los beneficios de la leche materna para la mamá y el bebé.
Para lograr un buen agarre es importante que todo el cuerpo del bebé esté enfrentado a la madre, y que al abrir la boca introduzca gran parte de la areola, especialmente por la parte inferior (donde tiene la barbilla), para que al mover activamente la lengua y hacer presión no lesione el pezón. Los signos que nos indicarán un buen agarre son: que el mentón del bebé toca el pecho, que la boca está bien abierta, el labio inferior está revertido (hacia afuera) y las mejillas estén redondas o aplanadas (no hundidas) cuando succiona. Además, se tiene que ver más areola por encima de la boca que por debajo.
Muy importante a tener en cuenta, es que dar pecho no duele: por lo que hay que asegurarse que el bebé aprenda un buen agarre. Si la guagua está bien acoplada, la lactancia no debería doler. La mayoría de los problemas se deben a errores en la técnica de lactancia por una posición inadecuada, un agarre incorrecto o una combinación de ambos. Una buena técnica de lactancia evita la aparición de complicaciones como grietas y dolor, vacía correctamente el pecho y permite una producción de leche adecuada para cada bebé.
Dar pecho a libre demanda
Es importante ofrecer el pecho siempre que el bebé lo requiera y todo el tiempo que necesite. A eso se le llama “Libre Demanda”. De esa manera estaremos seguros de que recibe todo lo que necesita: unas veces será alimento, otras calor, cariño o sensación de protección.
El principal estímulo para la producción de leche es la misma succión del niño y el vaciado del pecho. Por ello, cuantas más veces mame, más cantidad de leche se producirá. En el fondo, la leche no se gasta, y cuanta más tome el bebé, más leche produce la madre.
No esperes a que el bebé llore para ponerlo al pecho, ya que el llanto es un signo tardío de que tiene hambre y puede ser más difícil que se agarre el pecho si no se tranquiliza primero. Los signos más precoces de hambre son el cabeceo, sacar la lengua, llevarse las manos a la boca… Ese es el momento ideal para ponerlo a mamar.
El recién nacido sano que mama adecuadamente y a libre demanda, no necesita otros líquidos diferentes a la leche materna.
El importante rol del papá
Aunque sólo la madre puede dar el pecho, la contribución del padre es muy importante. Es aconsejable que ambos, papá y mamá, tengan información sobre la lactancia y el comportamiento del recién nacido, por eso es bueno que los papás también pregunten sus dudas al equipo de salud en los controles que hagan al niño.
Durante los primeros días, muchas mujeres tienen dudas sobre su capacidad de dar pecho. El apoyo emocional que da el padre, o la pareja, en esos momentos es fundamental para dar confianza y tranquilizar a la madre. El papá también puede ocuparse de algunas tareas domésticas para alivianar el trabajo de la madre, como el cuidado de los otros hijos, cambiar pañales, bañar al bebé, sostenerlo, tranquilizarlo o disfrutar del contacto piel con piel con la guagua mientras la mamá descansa. Esto último suele ser muy placentero para ambos y permite establecer y fortalecer importantes vínculos emocionales para toda la vida entre padre e hijo o hija.
El papá también juega un papel importante como filtro o amortiguador de los comentarios torpes o negativos que, habitualmente sin mala intención, hacen otras personas, y que a veces pueden dañar la confianza de la madre en sus propias capacidades. También puede ocuparse de las visitas que en ocasiones cansan a la madre durante los primeros días de vida del pequeño, asegurando la tranquilidad, intimidad y confort que toda mamá necesita al amamantar. Pero sobre todo, el padre o la pareja de la madre debe mantener una actitud de cariño, de preocupación y de amor hacia la madre, facilitando que la madre se siga sintiendo querida, linda y apoyada, lo que no solo ayuda al bienestar de la mamá, sino que impacta positivamente en el ambiente en que el bebé se cría, apoyando su buen desarrollo.