MITO O REALIDAD: ¿ES BUENO O MALO USAR CHUPETE?
Fuente: Diario Mi Hijo Ed. 01Además de reducir la incidencia de muerte súbita y calmar la ansiedad y el dolor de los niños, los datos muestran que, si el chupete se deja de usar antes de los tres años, los perjuicios sobre los dientes son reversibles.
Hace años, parecía que este elemento, que tanto gusta a los bebés, se había convertido en el culpable de que los pequeños no quisieran tomar el pecho materno, de que tuvieran infecciones de oído (una detrás de otra), de que fueran irritables y malhumorados cuando no lo tenían en su boca, y de que sus sonrisas fueran un auténtico desastre. Por todo esto, evitar el uso del chupete se convirtió en una especie de obligación pediátrica.
Hoy, las evidencias científicas han echado abajo estas creencias, salvo la de las deformidades en la dentadura cuando su uso se prolonga excesivamente, y las caries del chupete cuando su uso se asocia al consumo excesivo de jugos o líquidos azucarados.
Problemas para la dentadura
Cuando un niño se introduce un chupete en la boca y lleva a cabo lo que los expertos denominan “succión no nutritiva” (o sea, succionar pero no ingerir alimento alguno), los dientes centrales inferiores se desvían paulatinamente hacia dentro, mientras que los que se encuentran en el maxilar superior, tienden a separarse y a sobresalir hacia fuera (dientes de conejo). Con el tiempo, los caninos (colmillos) chocan entre sí y ambas filas de dientes no se cierran correctamente (mordida abierta). Además, la acción de succionar pone en funcionamiento una serie de músculos de la cara que, junto con la posición de la lengua, hacen que los dientes superiores e inferiores pierdan su paralelismo (mordida cruzada).
Sin embargo, se estima que, para que las malformaciones sean apreciables, es necesario ejercer una presión más o menos constante durante seis horas diarias, aproximadamente. El factor tiempo, junto al de la energía que el pequeño aplique en la succión marcará la diferencia en este aspecto. Esto explica que aquellos niños que sólo lo usan para dormirse no afecten significativamente su mordida.
Lo otro que preocupa a los dentistas de niños (odontopediatras) es la llamada “caries del biberón” (“biberón” es mamadera). Se llama así porque, aunque también puede aparecer por un uso indebido del chupete (untarlo con excesiva frecuencia en algún líquido dulce y dárselo al bebé) es más frecuente que esta patología se presente asociada a la mala costumbre de ofrecer una mamadera de jugo, leche o bebidas azucaradas para que el niño vaya bebiendo a demanda, o permitir que el niño se duerma chupando el chupete del biberón.
Estos hábitos están absolutamente desaconsejados, a no ser que lo que contenga la botella sea, simplemente, agua. El alto contenido en carbohidratos de estos productos puede causar daños en los dientes. De esta forma, en la boca de los niños más mayores coincidirán, durante un plazo más o menos prolongado, las piezas temporales o “de leche” con las definitivas, pudiendo resultar afectadas estas últimas por las caries de los dientes de leche.
¿Cuándo y cómo retirar el chupete?
La edad ideal para retirar el chupete es antes de los 3 años. Previamente habrá que ir acostumbrando al niño a usar el chupete sólo cuando se vaya a la cama o en situación de mucha tensión emocional. No está claro cuál es la mejor técnica, si la retirada brusca o la paulatina. Lo que sí está claro, es que los padres deben estar atentos en esos días para tranquilizar al niño y que éste no reclame su chupete.
Recomendaciones sobre el chupete
En resumen, no hay ningún dato definitivo ni a favor ni en contra de su uso. Sí es razonable recomendarles lo siguiente:
• Intente no utilizar el chupete en los primeros días de vida. Aunque la tentación sea grande, probablemente sea mejor resistirla, dado que evitarlo favorecerá la instauración de una lactancia materna eficaz.
• Evite usar el chupete como método para poder retrasar una comida.
• Si su hijo parece utilizar el chupete para saciar sus ganas de chupar, mejor que use uno de sus dedos (generalmente el pulgar).
• Si su hijo utiliza chupete, no tenga uno sólo, dado que es fácil que se pierda, lo cual, en algunos casos, supondrá llantos, pataletas, etc.
• Muchos niños utilizan el chupete para tranquilizarse, sobre todo en la época del destete o en ausencia de los padres. En niños mayores no los reprenda por su uso, ya que ello dificultará su retirada definitiva.
• Nunca lo use amarrado a la ropa de su hijo mediante broches o pinzas ya que eso favorecerá su uso indiscriminado y excesivo, ni mucho menos con un lazo alrededor del cuello por el riesgo de asfixia.
• Promueva su retiro usando vasos cerrados con boquilla o bombillas para tomar leche a partir de los 18 meses a los 2 años. Y a más tardar entre los 2 y 3 años la mamadera para dormirse debe retirarse.
¿Cómo debe ser el chupete ideal?
Para que el chupete sea seguro debe estar hecho de material plástico, tener bordes redondeados, poseer un anillo o tirador que permita extraerlo de la boca, y la tetina no puede ser superior a 3,3 cm. Además, la base del chupete debe ser lo suficientemente grande para evitar que el niño pueda introducirse todo el chupete en la boca, con el consiguiente riesgo de asfixia.
Es aconsejable cambiar el chupete con cierta frecuencia, sobre todo cuando el niño ya tiene dientes, para evitar que se atragante con los pequeños fragmentos que pueda arrancar al mordisquearlo.
Trucos para retirar el chupete:
-Sea la interrupción brusca o paulatina, no se debe recurrir a castigos.
-La estrategia de untarlo con sustancias de sabor desagradable (vinagre, pimienta, limón...) suele dar buen resultado aunque parece algo cruel.
-Puede inventar una historia en la que algún personaje de ficción se lleve el “tete” a cambio de un regalo.
-A veces, el chupete puede “olvidarse” en el lugar de vacaciones o “perderse” en la calle.
-Cortarlo o pincharlo para que la sensación de chuparlo no sea placentera convence a muchos pequeños.
-A los más mayores, les puede convencer su pediatra, explicándoles por qué deben dejarlo.
-¡La decisión tiene que ser firme! Una vez que el niño abandona el chupete se acordará de él y volverá a pedirlo, pero hay que dejar que pase el “síndrome de abstinencia”.