¿CÓMO DEBE SER LA ALIMENTACIÓN DE LA MAMÁ MIENTRAS AMAMANTA?
Fuente: Diario Mi Hijo Ed. 41Ya llegó el bebé y empieza una nueva etapa para toda la familia, y en especial para la madre. Es importante que al menos los seis primeros meses la guagua reciba leche materna en forma exclusiva ya que es, sin duda, el mejor alimento que existe, el más equilibrado y con todos los nutrientes que el pequeño necesita para su desarrollo. Se debe tener en cuenta que la mamá ocupará reservas que produjo durante el embarazo para formar la leche, por lo que, aunque no se necesite hacer grandes cambios en la alimentación, sí se deben considerar algunos aspectos.
Ante todo, la mamá tiene que mantener una alimentación equilibrada, ya que una dieta muy baja en calorías o con demasiado énfasis en un solo grupo de alimentos y que excluya a otros, puede disminuir la cantidad y/o la calidad de la leche que produzca. Aunque la madre no se esté alimentando bien, la leche materna cubre las necesidades nutritivas del bebé, pero en este caso la madre puede sufrir algunas consecuencias ya que la glándula mamaria ocupará las reservas de nutrientes de la madre para fabricar le leche, las que se pueden agotar con el tiempo. Por ello, es importante que la mamá mantenga una dieta saludable que le proporcione la energía, agua y nutrientes que requiere.
Es habitual que las mamás que dan pecho sientan mucho apetito, ya que el cuerpo está trabajando duramente para producir la leche necesaria. Por eso, es recomendable comer cantidades pequeñas, pero con mayor frecuencia, teniendo a mano colaciones saludables que ayuden a calmar esos ataques de hambre.
Lo normal es que una madre en etapa de amamantamiento consuma entre 2.000 y 2.500 calorías diarias. Esto es alrededor de 500 calorías más de lo que necesita una mujer que no está dando pecho. Pero no hay que obsesionarse con la cantidad de calorías que se consume, sino seguir el instinto y comer para calmar el hambre. De todas formas, la cantidad necesaria de calorías variará por factores como el peso, grado de actividad y la frecuencia con la que se amamanta el bebé, por eso es importante que vayas a control médico, así como es importante que controles a tu hijo con el pediatra.
Buena hidratación y alimentos variados
Es fundamental beber mucho líquido para mantenerse hidratada. Una de las sensaciones más comunes durante la lactancia es la sensación de sed, sobretodo en el momento preciso del amamantamiento. Esto sucede porque el cuerpo reacciona para mantener un buen nivel de hidratación. Las mamás en período de lactancia deberían beber al menos 2 litros diarios de líquidos o más. Se recomienda beber principalmente agua, aunque también se pueden cubrir las necesidades de hidratación con jugos naturales, caldos e incluir en la dieta alimentos ricos en líquido, como frutas y verduras. Si amamantas en épocas calurosas, o en zonas muy cálidas, es conveniente aumentar a 3 litros la ingesta de líquidos para compensar lo que se pierde al sudar.
La variedad de alimentos y el equilibrio son factores clave para una alimentación saludable. Una dieta equilibrada que contenga carbohidratos, proteínas y grasas en las comidas, proveerá satisfacción y entregará los nutrientes necesarios. Algunas comidas tienen sabores fuertes que pueden modificar el sabor de la leche materna, pero esto debe verse como una ventaja que favorece que tu hijo posteriormente reciba la alimentación no láctea más fácilmente.
El aumento de peso durante el embarazo
Para muchas mujeres el alza de peso después de dar a luz es un gran problema. Es habitual subir unos kilos tras el embarazo y recuperar la figura puede ser una de las grandes preocupaciones de las mamás. Se requiere cerca de un año para volver al peso que se tenía antes del embarazo y el hecho que más ayuda a recuperar el peso de la mamá previo al embarazo es una lactancia exitosa, aunque si bien es cierto la mayoría de las mujeres bajan hartos kilos con dar pecho, otras pierden muy poco, especialmente si iniciaron un embarazo ya estando gorditas.
Lo mejor es adelgazar paulatinamente, y no es recomendable empezar una dieta antes de que el bebé cumpla al menos los dos meses debido a que reducir marcadamente la alimentación esas primeras semanas puede llegar a afectar la producción de leche. Si se pierde más de medio kilo a la semana después de las primeras seis semanas, quiere decir que necesitas ingerir más calorías. Si tienes sobrepeso, podrías bajar de peso antes, pero siempre bajo supervisión médica.