¿Es recomendable el uso del andador?
Fuente: Diario Mi Hijo Ed. 02El andador puede resultar un accesorio muy divertido para los niños y tal vez más aún para los padres, pero diversión no implica seguridad ni conveniencia.
El andador es un aparato con ruedas, que permite a los niños desplazarse en sus dos pies a una edad en la que en condiciones normales no tendrían por qué hacerlo… ¿Por qué? Porque su estructura musculoesquelética y neurológica aún no está preparada para enfrentarse al ambiente al que lo expone el andador. Si bien en apariencia es un elemento inofensivo, estos detalles pueden hacer de éste un juego perjudicial para el desarrollo y la salud del bebé.
Todo a su tiempo…
En la medida en que van creciendo, los niños van cumpliendo etapas bien definidas en el control de su propio cuerpo: primero sostienen la cabeza (2 a 4 meses), luego se logran sentar (7 a 8 meses), luego gatean (aunque no todos los niños llegan a gatear) y, finalmente, se logran poner de pie (9 a 10 meses) y caminar (12 a 14 meses). Pero para que cada una de estas etapas vayan ocurriendo, el infante debe estar expuesto a una fuerza que permita que sus músculos se desarrollen progresivamente. Esta fuerza es la de gravedad...
Cuando un astronauta vuelve a exponerse a la gravedad de la Tierra luego de un largo período en el espacio, sufre las consecuencias por un notorio debilitamiento de su fuerza muscular. El bebé, al estar períodos prolongados en el andador, se somete a un efecto similar, con la diferencia de que el astronauta ya sabía caminar, el bebé no. Es por esto que el uso prolongado del andador puede llevar a un retraso en el cumplimiento de las etapas del desarrollo motor, especialmente de la marcha normal.
Además, el niño en el andador aprende a impulsarse con la punta de los pies, provocando un acortamiento del tendón de Aquiles y contribuyendo a dificultar el inicio de la marcha sin apoyo.
Mayor riesgo de accidentes
Otro punto a tomar en cuenta es el nivel de accidentes que se alcanza con el andador. Los niños son curiosos en esencia, característica que les permite ir descubriendo el mundo que los rodea. Y estar a una altura mayor significa también que van a poder alcanzar objetos que se encuentren en lugares previamente inalcanzables para el niño, tan inofensivos como un oso de peluche o tan nocivos como una taza con agua caliente, medicamentos y artículos tóxicos o cortantes. Además, puede ingresar a lugares peligrosos como la cocina, acercarse a una estufa o al rellano de una escala.
El uso no supervisado del andador ocasiona más accidentes que cuando un niño no usa andador, como traumatismos, contusiones craneales o quemaduras. Además, la velocidad a la que puede llegar un bebé en andador alcanza hasta 1 metro por segundo (3,6 km/hr), lo que pareciera no ser mucho, pero resulta suficiente para botar una lámpara desde una mesita, el hervidor desde una mesa, un televisor desde un mueble o para golpearse con fuerza contra una puerta o un mueble.
A fin de cuentas, nada reemplaza el buen criterio, y un niño que utilice un andador en forma ocasional y bien supervisada, probablemente estará exento de los efectos adversos de este elemento. Sin embargo, si se le puede dar al bebé un ambiente adecuado en que pueda desarrollarse normalmente y estando libre de estos riesgos, probablemente prefiera usar el andador como posavasos antes que poner a su hijo dentro de él.
Sugerencias
- La Sociedad Chilena de Pediatría recomienda no usar andador por los riesgos a la salud que su uso puede generar en los niños.
- Prefiera usar un corral con sus juguetes preferidos ante que usar un andador. El corral permitirá un espacio donde el niño desarrolle su motricidad en un ambiente seguro.
-Si a pesar de todo decide usarlo, no lo haga antes de los 8 meses sino después cuando ya su hijo puede sentarse solo, por períodos breves de no más de 15 minutos, 2 ó 3 veces al día, y siempre en presencia de un adulto.