Adolescencia: una etapa de exploración que en ocasiones expone a riesgos
Fuente: Diario Mi Hijo Ed. 47La adolescencia es una época de la vida que implica la compleja tarea de encontrarse a uno mismo, de generar una identidad propia y de aprender nuevas experiencias. Tu hijo posiblemente acaba de empezar la enseñanza media, pasa más tiempo fuera de la casa y comienza a salir solo, por lo que puede tener una sensación de libertad que nunca había tenido antes. Es por ello que muchas veces en este período de crecimiento y expansión se exponen a cosas nuevas que, en ocasiones, pueden llegar a ser perjudiciales. Así sucede con su encuentro con las drogas, el alcohol, la marihuana o los cigarrillos. Además, es durante la adolescencia cuando puede haber otro tipo de excesos como el abuso de las nuevas tecnologías y los riesgos que éstos conllevan si no se usan apropiadamente.
Consumo de drogas
Los riesgos y daños asociados al consumo varían para cada droga, pero siempre provocan daño. Además, es necesario tener en cuenta las variables personales como el grado de conocimiento o experiencia de consumo de cada adolescente, su motivación, su red familiar, etc., las acciones específicas de cada droga, así como la de los elementos extraños que se les agregan, o el consumo combinado con alcohol y otras sustancias.
El placer y cierta gratificación inicial que genera el consumo de drogas es la gran trampa con lo que las drogas van llevando a que el consumo se vaya haciendo habitual, adictivo, dando paso a las graves consecuencias negativas para la salud que esto provoca en la vida de quien las consume. Luego del efecto de placer, alivio y otras compensaciones inmediatas, siguen sensaciones desagradables: angustia, dolor, desesperación, desolación, y multitud de problemas físicos y psicológicos. Las consecuencias negativas asociadas a las adicciones afectan a casi todos los aspectos de la vida de una persona. Estas consecuencias son más graves durante la adolescencia y son muy diversas:
a) De Salud: El consumo de drogas puede provocar la aparición de diversas enfermedades y problemas orgánicos y psicológicos. Por ejemplo: daño al hígado, trastornos cardiovasculares y daños psicológicos como depresión, psicosis, paranoia, suicidios, etc.
* Salud psíquica: Los adictos suelen padecer una amplia gama de trastornos psicológicos, como estados de ánimo negativos e irritabilidad, agresividad, actitudes defensivas, pérdida de autoestima e intensos sentimientos de culpa hasta mayor riesgo de suicidio, reacciones psicóticas y de actos homicidas.
* Salud Física: La adicción suele conllevar la aparición de multitud de síntomas físicos incluyendo trastornos del apetito y malnutrición, úlceras, infartos y derrames cerebrales, así como los trastornos físicos y enfermedades provocadas por cada sustancia en particular.
b) Sociales: Los consumidores de drogas con frecuencia se ven envueltos en conductas agresivas, desorden público, robos, marginación, etc. Cuando se comienza a necesitar más y más droga, las personas pueden arruinarse o destruirse las relaciones íntimas y perderse las amistades. Se puede dejar de participar con los amigos, abandonar metas y planes, dejar de crecer como persona, no intentar resolver constructivamente los problemas y recurrir cada vez a más drogas como “solución”.
c) Legales: Distribuir drogas es un acto ilegal, así como actuar bajo sus efectos, por el cual uno puede ser arrestado, sufrir penas como encarcelación, interrupción de los planes de vida y quedar con antecedentes penales. Ciertas drogas pueden desencadenar una violencia incontrolable y conducir al consumidor a cometer crímenes, acciones violentas o agresiones de todo tipo, incluyendo sexuales, que pueden condicionar su encarcelación.
d) Económicas: Dado el enorme volumen de dinero que mueve el mercado de las drogas y el narcotráfico, los consumidores pueden contraer importantes deudas, se crean bandas organizadas, se produce desestabilización económica, etc. El uso continuo de drogas puede ser muy caro, por lo que para sostener su hábito muchos usuarios recurren al robo, incluso dentro del hogar, u otros delitos.
Empezar a fumar
El tabaco es una de las principales drogas usadas por los más jóvenes. El Ministerio de Salud confirmó que el 38% de los adolescentes chilenos ya ha consumido cigarros y que el 10% fuma de manera habitual, mientras que la edad promedio para este consumo son los 12 años. Es un problema de salud muy grave, pues los riesgos asociados al tabaco son mayores cuanto antes se inicie la costumbre de fumar. Además, los adolescentes son más vulnerables a los efectos adictivos de la nicotina, ya que su cerebro todavía se está desarrollando.
¿Por qué es en la adolescencia cuándo se empieza a fumar? Un factor fundamental para iniciarse en el hábito del tabaco es la presión del grupo de amigos. Tener amigos fumadores es la principal razón por la que los jóvenes se inician en este perjudicial hábito.
Marihuana
La marihuana (cannabis sativa) es una planta que contiene varias sustancias que producen efectos en el organismo de quien la consume. Dentro de éstas, se encuentra el tetrahidrocanabinoide (THC), sustancia que tiene efectos sobre el cerebro y que provoca la experimentación de nuevas sensaciones, alterando el estado psíquico. En otras palabras, afecta el comportamiento de la persona que la consume.
La marihuana provoca daños para la salud física y mental, ampliamente demostrados por la ciencia (en el sitio de la Sociedad Chilena de Pediatría puedes encontrar bastante información: www.sochipe.cl). Produce alteración de la memoria y del aprendizaje, incluso en consumidores esporádicos de fin de semana, lo que se correlaciona con un mal rendimiento escolar. Además, favorece el desarrollo de esquizofrenia, una grave enfermedad mental, especialmente en personas con mayor vulnerabilidad biológica, como por ejemplo quienes tienen algún familiar que haya presentado esta enfermedad.
Por otro lado, el riesgo de adicción es elevado y es mayor mientras más joven se empieza a consumir, mientras más cantidad y más frecuentemente se consume. También, al igual que con el tabaco, el riesgo de desarrollo de bronquitis crónica y daño pulmonar es una complicación frecuente en aquellos que fuman marihuana. En la salud mental, no solo favorece la aparición de conductas psicóticas, sino que también se ha demostrado la asociación entre consumo de marihuana e intento de suicidio. A mayor consumo, mayor riesgo de cometer suicidio, algo que es bastante preocupante en países como el nuestro, donde las tasas de suicidio en adolescentes han aumentado sobremanera, superando a la mayoría de los países latinoamericanos, todo asociado a un aumento del consumo de esta droga.
Otro elemento importante que se suma a estos graves efectos dañinos, es que facilita la adicción de otras sustancias y drogas más potentes, por lo que se dice que el consumo de marihuana constituye la “puerta de entrada” a drogas cada vez más peligrosas. La evidencia es contundente: quienes consumen marihuana tienen mayor riesgo de consumir otras drogas ilegales, aumentando el riesgo mientras mayor sea el consumo.
Para saber si tu hijo o hija ha consumido marihuana, algunos indicadores son:
• Despide un olor peculiar.
• Tiene los ojos rojos.
• Presenta risa fácil e inmotivada.
• Torpeza motora.
• Presenta cambios frecuentes de apetito o de humor.
• Andan con objetos específicos como pipas, papelillos, inciensos o sprays para disimular el olor, o colirios para ocultar el ojo rojo que su exposición provoca.
Cuando ya está instalada una adicción, el consumo de la droga se transforma en un acto indispensable en la vida del adolescente, que suele ir acompañado de un deterioro del rendimiento escolar, salidas no autorizadas más frecuentes, mayor irritabilidad, cambios en su entorno social y mayor conflicto en las relaciones dentro del núcleo familiar. Puede incluso hasta haber robo de dinero o artículos de la casa, con el objeto de comprar marihuana.
Si sospechas que tu hijo está consumiendo marihuana, lo primero es hablar con él o ella una vez que esté “sobrio(a)” (para que sepas, existe la “embriaguez cannábica”). Averigua, en forma seria y tranquila, en qué están, muestra tu preocupación e indícales que se están exponiendo a un riesgo que puede afectar su vida actual y futura. Solicita asesoría con el pediatra o pediatra especialista en adolescencia, quien podrá evaluar y definir qué tipo de intervención se requiere. Tras una evaluación completa, se podrá determinar si va a necesitar algún tipo de intervención, generalmente con más de un especialista, y de mayor o menor intensidad según el compromiso del adolescente, y la intensidad y severidad del consumo. Puede ayudar que lo orientes a buscar información sobre sus efectos en la salud, recomendándole que visite páginas.
La marihuana y el cerebro del adolescente
Las partes del cerebro adolescente que se desarrollan primero son aquellas que controlan la coordinación física, la emoción y la motivación. No obstante, la parte del cerebro que controla el razonamiento y los impulsos, conocida como la corteza prefrontal, no madura plenamente hasta los 25 años.
Esto puede tener efectos notables sobre el comportamiento adolescente, tal como:
• Dificultad para retener o controlar las emociones.
• Una preferencia por actividades que implican sensaciones intensas y poco esfuerzo.
• Mala planificación y poco juicio (en ocasiones sin pensar en las consecuencias negativas).
• Comportamientos impulsivos más riesgosos, incluso experimentar con drogas y alcohol.
De modo que, durante los años de la adolescencia, tu hijo adolescente es especialmente susceptible a los efectos negativos de cualquiera y todas las drogas, incluida la marihuana. La evidencia científica muestra que el consumo de marihuana durante los años de la adolescencia puede disminuir el coeficiente intelectual de una persona e interfiere con otros aspectos del funcionamiento y bienestar. Incluso el consumo ocasional de hierba puede provocar que los adolescentes participen de comportamientos riesgosos, sean víctimas de abuso, se encuentren en situaciones vulnerables y elijan mal mientras estén bajo la influencia, como combinar hierba con alcohol, conducir mientras están drogados o tener relaciones sexuales sin protección, exponiéndose a embarazos o a infecciones de transmisión sexual.
Consumo de alcohol
Igual que las drogas y tabaco, las consecuencias del consumo de alcohol por niños y adolescentes son mucho más graves que en una persona adulta, porque su cerebro está en plena formación y es más vulnerable a sus efectos, a intoxicarse y a generar dependencia. Si se empieza a beber antes de los 15 años es mucho más propenso a convertirse en un bebedor crónico o problemático.
Beber puede llevar a tomar decisiones que causan daño a otros o al mismo bebedor. Consumir alcohol significa que cualquiera de estas situaciones tiene mayor probabilidad de ocurrir:
• Accidentes automovilísticos.
• Caídas, ahogamientos y traumatismos.
• Suicidio.
• Violencia y homicidios.
• Ser víctima de delitos violentos.
• Comportamiento sexual peligroso o desinhibido, aumentando el riesgo de contagiarse de enfermedades de transmisión sexual, embarazos no deseados, agresiones sexuales o violaciones.
• Mayor riesgo de depresión, ansiedad y baja autoestima.
• Beber alcohol durante la pubertad también puede alterar la producción normal de hormonas en el cuerpo, pudiendo afectar el crecimiento y la pubertad.
El exceso de alcohol daña las células cerebrales. Esto puede llevar a problemas de comportamiento y daño permanente a la memoria, el pensamiento y el juicio. Los adolescentes que beben tienen mal rendimiento escolar y sus comportamientos pueden exponerlos a problemas. Los efectos dañinos en el cerebro pueden ser permanentes. Beber demasiado de una vez puede causar lesiones graves o la muerte por intoxicación con alcohol. Esto puede ocurrir con tomarse tan solo cuatro tragos en cuestión de 2 horas.
Excesos de la vida tecnológica
Internet es un mundo que recrea realidades sin que muchas veces se pueda ver a quienes son los que realmente están detrás de un “perfil” en las redes sociales. Cuando se es adolescente es muy fácil creer en la omnipotencia, es decir, que nada malo puede pasar. Los jóvenes saben perfectamente navegar en las redes sociales y en la mayoría de los casos sin ningún tipo de supervisión de sus padres, y sin el desarrollo de la capacidad de evaluación crítica de los contenidos. Es por ello que se puede caer en el ciberbullyng, ya sea como agresor o como víctima.
Muchos jóvenes se enfrentan cada día a desagradables comentarios en Facebook y twitter, posts despectivos en Instagram o videos ridicularizadores en Youtube y Whatsapp. Y es que internet ofrece a los acosadores una plataforma abierta para abusar de sus víctimas a cualquier hora y a menudo los afectados no saben cómo reaccionar, llegando a aislarse de su entorno o a ausentarse de las clases. El ciberacoso tiene muchas caras que van desde comentarios malintencionados hasta amenazas de muerte. Y mientras más mayores son los jóvenes, más duros e intensos pueden ser los ataques. Las redes sociales son un canal perfecto para practicarlo, ya que hay un cierto anonimato donde no se tiene una relación personal, por lo que no se obtiene información inmediata del daño que se está haciendo.
El ciberacoso tiene unas particularidades que lo hace todavía más grave que el acoso: es universal y accesible, porque la mayoría de niños tienen celular desde muy chicos, incluso antes de los 12 años que es la edad mínima recomendable para el primer celular. Además, es anónimo porque se esconde tras una pantalla, es difícil de perseguir e incontrolable, ya que tiene un efecto multiplicador las 24 horas del día.
Los síntomas de los jóvenes que sufren ciberacoso es que no quieren quedarse solos en la habitación, no quieren realizar actividades y tratan de huir de internet. El hecho de que te maltraten en una red social, que te saquen de un grupo de Whatsapp, bloquearte en Facebook o Instagram, son tipos de exclusión social y una posible manifestación de ciberacoso. Como se trata de algo psicológico puede resultar tan dañino como llevar a casos de suicidio y depresión. Se dice que uno de cada tres agresores también es agredido, ya que es bastante común la figura de los “bullyvictim” que son agresores y agredidos. La mayoría de los jóvenes que sufren ciberacoso tienen baja autoestima, más necesidad de reconocimiento grupal y de mayor interacción en la red. Los acosadores tienen déficit de asertividad, de saber decir que no. Muchas veces, quienes acosan en la red, pueden hacerlo de manera “inocente” sin dimensionar el eventual daño que provocarán. Además, quienes acosan, suelen tener un déficit importante de habilidades en la resolución de conflictos.
Para prevenir el acoso hay que educar en el uso responsable de las redes sociales. Si simplemente se establece la prohibición de ingresar no se conseguirá nada, ya que los jóvenes establecen hoy gran parte sus relaciones, incluso de pololeo, a través de las redes, por Whatsapp, Facebook e Instagram.
- Permitan a su hijo el uso de nuevas tecnologías, bajo ciertas condiciones: conversen de sus beneficios y alértenlo de los riesgos de su mala utilización. La educación en nuevas tecnologías debe iniciarse junto al resto de actividades diarias, no de forma aislada.
- Es recomendable que como padres conozcamos quiénes son los amigos de nuestros niños en el mundo real, pero también sus relaciones en el entorno online.
- Hay que valorar a qué edad es conveniente que el niño disponga de teléfono móvil con acceso a Internet. El criterio educativo no debe ser que sus compañeros de clase lo tengan. Es recomendable después de los 12 años.
- Los padres debemos estar conscientes del uso que hacen nuestros hijos del computador y los celulares. Los casos de acoso escolar en Internet se dan sobre todo fuera de la escuela. Ubicar el computador en una zona común de la vivienda es una medida a considerar.
- Es importante informarse de las políticas de seguridad que siguen los colegios y aplicarlas en el entorno familiar.
- Estar pendientes de los juegos, fotografías o videos que reciben nuestros hijos, para evitar que tengan acceso a contenidos violentos, de pornografía o apología del consumo de drogas o conductas autodestructivas.
- Si nos parece que nuestro hijo está siendo acosado, sentémonos con él, escuchémoslo y demostrémosle nuestro apoyo. Incluir al colegio explicándole a los profesores lo que pasa y para que estén pendientes. También ayuda hablar con los padres de sus amigos.
- En los casos más graves y, sobre todo en los de grooming (intento de un adulto de establecer lazos y lograr cercanía con un menor, para abusar sexualmente), es necesario poner una denuncia.