La aventura de viajar con niños
Fuente: Diario Mi Hijo Ed. 44Llegó el verano y, con el calor, las vacaciones. Tras el trabajo de todo un año, es época de romper con la rutina diaria, relajarse y olvidar las obligaciones por un rato. Es momento de viajar, visitar a nuestros familiares o conocer nuevos lugares, y para ello, seguramente tendremos que desplazarnos. Cualquier medio de transporte, ya sea auto, bus, avión o barco, puede convertirse en un auténtico desafío si se viaja con niños. Sobre todo, si son trayectos largos, en que los pequeños pueden aburrirse y/o marearse, convirtiendo los desplazamientos en una terrible aventura para los papás y un drama para los niños. Es por esto que es importante tomar las medidas necesarias, para que los viajes sean agradables y se conviertan en una aventura para los más pequeños, explorando nuevas experiencias y vivencias que les resultarán enriquecedoras.
Al viajar con niños pequeños, es importante crear un mundo seguro y tranquilizador. En su rutina diaria, el bebé sabe qué esperar, reduciéndose la incertidumbre y aminorando las amenazas físicas que pudieran surgir. En este sentido, los viajes en los niños pueden ser una experiencia de aprendizaje importante, en relación a conocer entornos y ambientes distintos. Esta experiencia será positiva siempre y cuando se acompañe de un ambiente agradable y contenedor. Sin embargo, un exceso de estímulos puede ocasionar tensión o frustración; además, la ausencia de rutinas establecida en un viaje puede generar ansiedad en el lactante, que puede manifestarse en trastornos de sueño, llanto o irritabilidad durante el día.
Combatiendo los mareos
En ocasiones, los desplazamientos provocan mareos, llegando incluso a padecerse náuseas y vómitos. Esto se produce porque el cerebro siente el movimiento a través de las señales provenientes del oído medio, los ojos, los músculos y las articulaciones. Cuando recibe señales que no coinciden, puede surgir el mareo por movimiento. Por ejemplo, dentro de un barco el oído medio percibe el movimiento, pero los ojos no pueden indicar que se está moviendo. La susceptibilidad individual es muy variable. Los estímulos visuales, como un horizonte en movimiento, la mala ventilación y los factores emocionales como miedo o ansiedad, actúan junto con el movimiento para precipitar una crisis. Los niños pequeños rara vez sienten este tipo de mareo, pero a partir de los dos años de edad, la sensibilidad al mareo aumenta sustancialmente. A partir de los 12 años, la sensibilidad vuelve a disminuir, aunque incluso algunos adultos siguen sufriendo este problema a lo largo de toda su vida. Los ancianos también suelen experimentar más susceptibilidad al mareo. Cuando no se puede evitar el movimiento, se puede reducir la sensación de mareo de distintas formas:
• Colocándose en la zona de menor movimiento: el asiento delantero del automóvil, los primeros vagones de un tren, la cubierta y el centro de un barco o los asientos cercanos a las alas de un avión son los lugares más adecuados para viajar.
• Lo mejor es ponerse semiacostado y con la cabeza bien apoyada.
• Se debe evitar la lectura.
• Mantener el eje de visión por sobre la línea del horizonte (unos 45 grados) reduce la susceptibilidad.
• Evitar comer en exceso antes del viaje o durante el mismo, ya que aumenta la probabilidad de mareos.
• Se deben consumir cantidades pequeñas de líquidos y comidas sencillas con frecuencia durante un viaje prolongado. Ahora, si se trata de un viaje corto en avión, es mejor evitar los sólidos.
• Los niños tienden a mirar hacia abajo cuando están en el auto y, para evitarlo, se debe optar por canciones, adivinanzas, etc., antes que la lectura, para que mantengan la cabeza recta.
• Cuando las molestias son muy intensas y no se pueden solucionar con estas recomendaciones, podrían ayudar a aliviarlas algunos medicamentos para usar antes del viaje, por lo que sugerimos consultar con tu pediatra quien puede orientarte en esta área.
A continuación, repasamos los distintos medios de transporte con algunas recomendaciones para que el viaje con tu guagua sea lo más placentero y enriquecedor posible.
Viajar en auto
En cuanto a seguridad, algunas cifras demuestran lo extremadamente peligroso que puede llegar a ser viajar en auto sin las medidas adecuadas. Un choque a tan solo 40 km/h, con detención brusca, es un trauma de alta energía que equivale a una caída de 12 a 15 metros, por lo que, si no hay protección, tiene una tasa de un 50% de mortalidad. Y en los viajes largos, por autopista, donde las velocidades alcanzan los 120km/h, imaginen el riesgo vital si no se toman las medidas adecuadas. Algunos aspectos a tomar en cuenta:
• Los cinturones de seguridad salvan vidas. La seguridad pasiva, es decir, el cinturón de seguridad y los sistemas de retención infantil, tienen por objetivo impedir la eyección de la persona fuera del auto, la cual aumenta cuatro veces la mortalidad. Para esto, deben frenar y soportar la energía generada en las zonas firmes del organismo y mitigar la brusca desaceleración, por lo cual deben quedar bien instalados.
• Los niños deben usar siempre asientos o elevadores hasta que su estatura supere el 1,50m (alrededor de los 8 u 11 años).
• Hasta los 4 años de edad, o hasta que la silla lo permita, es aconsejable llevar al bebé a contramarcha, ya que es 5 veces más segura.
En relación al trayecto:
• Es mejor que un adulto viaje en los asientos traseros del auto junto al niño para que pueda atenderlo y entretenerlo en caso de necesidad o por si llora. Así evitaremos distracciones al conductor.
• Es recomendable salir lo más temprano posible para avanzar mientras los niños duermen y así evitar las horas de máximo calor.
• La temperatura del auto debe estar en torno a los 20 grados. El aire acondicionado debe usarse con moderación, ya que los cambios bruscos de temperatura pueden favorecer resfríos. Además, deben abrirse las ventanas algunas veces para renovar el aire.
• Hay que parar con frecuencia para que descansen tanto el conductor como los pasajeros. Se recomienda hacerlo cada dos o tres horas, aunque el niño esté tranquilo o duerma en ese momento. Debes tener en cuenta que, si tu pequeño ya ha empezado a ir al baño solito, deberás acompañarlo cada vez que lo requiera. Por lo tanto, deberás planificar el tiempo de viaje de tal manera que se pueda detener el vehículo más o menos cada dos a tres horas. El lugar deberá ser adecuado para que el niño orine, y además pueda distraerse y descansar, de tal manera que el viaje resulte entretenido. Si se le exige que aguante más tiempo del prudente, es muy probable que se orine encima o si lo contiene por más de tres a cuatro horas (tiempo sobre el cual no debiera permanecer la orina en la vejiga), corre el riesgo de favorecer el desarrollo de infección urinaria. No se recomienda poner pañales solo para viajar, ya que una vez que el niño logra el control de esfínteres, no es conveniente retroceder en sus logros.
• Llevar siempre una toalla para hacer frente a los imprevistos como vómitos o si se “pasa” el pañal.
• Debes instalar un quitasol, cortinilla u otro accesorio en las ventanas, para protegerlo del sol.
• Llevar agua para hidratarlos con frecuencia.
• Guardar en una bolsa aparte, fácilmente accesible, todo lo necesario para el trayecto: agua, comida, pañales, ropa de abrigo, toallitas, etc.
• Llevar varios juguetes y elementos de entretención. Será divertido jugar a las adivinanzas, cantar canciones o contar chistes.
Viajar en avión
Los niños no suelen tener miedo a volar, salvo que algún adulto de su entorno le haya trasladado su temor. Al contrario, volar es un hecho extraordinario en sus vidas y suele producirles ilusión. Lo normal es que, con la novedad, la comida, el juego y hasta un pequeño sueño, el viaje se les pase “volando”. La principal ventaja de este medio de transporte, es su capacidad para recorrer largas distancias en muy poco tiempo. Sin embargo, hay que poner especial cuidado en llevar toda la documentación necesaria para viajar, especialmente los permisos de los padres cuando los niños viajan con solo uno de ellos y llegar con un margen de 2 a 3 horas antes al aeropuerto. Normalmente las líneas aéreas se esfuerzan en mimar a estos pequeños pasajeros para hacerles el viaje más agradable. Algunas recomendaciones:
• A 48 horas de nacer, ya está permitido volar, pero no es recomendable hasta pasadas las dos semanas (incluso, algunas compañías aéreas no lo permiten).
• Los cambios de presión pueden causar dolor de oídos. Para evitarlo, resulta útil usar un chupete, caramelo o chicle (dependiendo de la edad) o dar pecho o mamadera o líquido a beber.
• En ocasiones, algunas compañías no permiten que un adulto viaje solo con dos bebés. Pero en caso de permitirlo, uno debe ir en una silla de coche, homologada para avión, y el otro en brazos con el cinturón que la tripulación facilitará.
• Al reservar asientos, pedirlos contiguos, idealmente en primera fila o pasillo, por la propia comodidad y para molestar lo menos posible a los otros viajeros.
• Conviene que el niño lleve ropa cómoda, y si es muy pequeño y pasará la noche en el avión, incluso se le puede poner el pijama para que se sienta más relajado.
• En viajes largos, al igual que en los trayectos en automóvil, siempre es aconsejable llevar diversos elementos de entretención.
Viajar en barco
Como no es tan común, es una experiencia completamente nueva para los niños, y les permitirá conocer un ambiente distinto, por lo que será una gran aventura. Para viajes largos, los barcos son muy cómodos, ya que sus grandes dimensiones permiten pasear, dormir en camarotes y disfrutar de sus restaurantes, salas de juegos y piscinas si se trata de un crucero. Algunos consejos:
• Es muy común marearse, por lo que es aconsejable permanecer en la cubierta superior y en el centro del barco, ya que son los lugares donde el movimiento es menos perceptible.
• Nunca dejes solo al niño, y menos aún en la cubierta, ya que puede tropezar y caerse al mar o sufrir un accidente con alguno de los elementos del barco.
• Si al niño le da miedo embarcarse, hay que explicarle que no corre ningún peligro, que los barcos son muy seguros y que estará totalmente a salvo. Si nada de eso le convence, pueden contar historias de piratas, de aventuras en el mar... ¡pero no de naufragios!
Viajar en bus
Son los menos recomendables, sobre todo si el niño es aún muy pequeño y el trayecto es muy largo. Los autobuses suelen tener recorridos largos sin apenas detenerse, lo que a veces puede ser un poco pesado para el pequeño, especialmente si está en etapa de control de esfínter. Además, no permiten levantarse en los pasillos para jugar, no siempre hay baños cómodos y si le ocurre algo al niño no se puede obligar al conductor a parar (a no ser que sea algo grave). Si a pesar de ello ésta es la única opción para poder viajar, se debe elegir una compañía cuyos buses sean lo más cómodos y seguros posibles, que tengan baños apropiados, cinturón de seguridad y que paren de vez en cuando. Al igual que en otros medios de transporte, hay que asegurarse de llevar todo lo necesario. Para la distracción, también se pueden utilizar pantallas, pero por un período no mayor a hora y media durante el día. NO es recomendable el uso de juegos de pantalla en niños menores de dos años. Por su seguridad y la de su familia, no viaje en buses “pirata”, elija siempre una línea que tenga la menor tasa de accidentabilidad.